Ninguna empresa está exenta de riesgos en la era de la globalización, la digitalización e Internet de las Cosas. La cultura del “siempre conectados”, en la que las fronteras de la vida profesional y personal ya no son tan nítidas, solo complica el escenario. Por otra parte, la actividad empresarial se basa en tecnologías tales como Movilidad, IoT, Cloud, Virtualización, Inteligencia Artificial… lo que obliga a dedicar un mayor esfuerzo en la protección de los activos, incluidos los datos de clientes y proveedores, en un escenario, a menudo, complejo y desconocido.