Los inicios de la IA se remontan a los años 50 y, aunque lleva varias décadas mejorando, en comparación con otras tecnologías, como la telefónica, la informática doméstica e Internet, los avances en este campo han sido relativamente lentos.
La IA es una herramienta versátil que puede ayudar a las organizaciones a hacer frente a estos retos. Pero lo que realmente une a estas siete realidades no es sólo que la IA pueda aplicarse a todas ellas, sino, lo que es más importante, que la IA por sí sola no basta. En cada punto, los humanos son la verdadera arma secreta. Sin personas que identifiquen, prioricen, diseñen y evalúen los problemas y las soluciones, la IA, en el mejor de los casos, no tendrá ningún impacto y, en el peor, tendrá consecuencias profundamente negativas.
Ahora parece que la IA está al alcance de casi todo el mundo, y la industria tecnológica vive un nuevo momento. Un momento en el que todos tenemos que preguntarnos cómo puede ayudarnos la IA a hacer más con menos. El uso de la IA en tareas cotidianas, como la escritura, la generación de imágenes y la producción musical, representa un momento decisivo en términos de conciencia pública.
En mis conversaciones con las empresas, las animo a mirar más allá del bombo publicitario y a tratarla como una tecnología más. En otras palabras, como una herramienta que ayuda a solucionar problemas y aprovechar oportunidades. Al igual que el cloud computing ha dado respuesta al reto de la escalabilidad, los blockchains han abordado los problemas de la centralización y el software de publicidad digital ha garantizado que los presupuestos de marketing se gasten de forma más eficiente, la IA debería juzgarse por los resultados que puede generar.
¿Cuáles son estos retos y oportunidades? En Red Hat, hemos empezado a enmarcar la conversación sobre la IA en torno a siete realidades empresariales clave.
La IA es una herramienta versátil que puede ayudar a las organizaciones a hacer frente a estos retos. Pero lo que realmente une a estas siete realidades no es sólo que la IA pueda aplicarse a todas ellas, sino, lo que es más importante, que la IA por sí sola no basta. En cada punto, los humanos son la verdadera arma secreta. Sin personas que identifiquen, prioricen, diseñen y evalúen los problemas y las soluciones, la IA, en el mejor de los casos, no tendrá ningún impacto y, en el peor, tendrá consecuencias profundamente negativas.
Este es un punto clave que a menudo insto a los ejecutivos a considerar: que una aplicación de IA es tan buena como los datos con los que se entrena. El volumen de datos no debería ser un criterio. Lo que realmente importa es el enfoque: ¿cuán relevantes son los datos de entrenamiento para el contexto de su organización?
Esto es lo que llamamos ‘IA de dominio específico’, y representa un momento decisivo en la evolución de la IA. Cuando una aplicación de IA se entrena con datos privados y específicos y se adapta a las normas y prácticas de una empresa o sector concretos, tiene más capacidad para ofrecer servicios realmente únicos y diferenciados.
El código abierto es, con diferencia, la mejor opción para crear soluciones de IA de dominio específico. Cualquier software abierto se beneficia de un mayor intercambio de ideas y de la colaboración de más personas. De hecho, prácticamente todas las herramientas de IA empresarial que se me ocurren son un ejemplo de tecnología de código abierto. (¡Sí, ChatGPT incluido!) Lo que creo que confunde y preocupa a los líderes empresariales es una mala interpretación de lo que significa el ‘código abierto’. Es el código base del software (en este caso la aplicación de IA) el que está abierto y disponible para que cualquiera pueda verlo y compartirlo. Los datos con los que se entrena y genera son tan privados como se quiera.
Definitivamente, el verdadero poder de la IA no reside únicamente en sus algoritmos, sino en las sinergias de la visión y colaboración humana, la relevancia de los datos y el procesamiento informático. Los ejecutivos que comprendan esta verdad fundamental muy pronto podrán afirmar que están a la vanguardia de algo nuevo.