Fuente: www.cnnexpansion.com Fecha: 01.06.2009
Recuerda que como te manejes durante la presentación de tus debilidades hablarás también de tus fortalezas.
1.- Es difícil abordar el tema, pero si las tienes detectadas, las expones profesionalmente y las coloques en un lugar que no afectes para el trabajo que deseas, darás al reclutador el mensaje de que eres centrado y profesional.
Si además señalas que trabajas en ellas para volverlas fortalezas, demostrarás que tienes espíritu de superación.
*Estos consejos fueron elaborados por la especialista en Inserción Laboral Ana María Gueli, para Bumeran.com
2.- Ponla en contexto
Por ejemplo, ser perfeccionista funciona bien, si el trabajo lo requiere; pero se transforma en una debilidad cuando obstaculiza la tarea propia y la de los demás. Conocer los requerimientos del puesto permitirá ubicar esa característica en el lugar adecuado.
3.- Aprovéchala
Por ejemplo, si una debilidad en un trabajo anterior fue el desconocimiento del manejo de cierta herramienta informática, se puede hablar de haber detectado esa carencia, y de haberse puesto a trabajar en ella.
Los aspirantes que ganan nuevas habilidades a partir de experiencias anteriores siempre son bien apreciados en una empresa.
4.- Subraya la capacitación
Para ello es recomendable hacer dos listas: una de las habilidades y experiencia que se tienen, y la otra sobre las que requiere el puesto.
La capacitación apuntará a equilibrar los requerimientos con lo que se tiene para ofrecer y lo que se deberá aprender.
5.- Manéjalas a tu favor
Por ejemplo, puedes señalar que se te dificulta el dominio de algún idioma, siempre y cuando esta habilidad no sea esencial para la función del empleo en cuestión.
Si es una plaza donde sabes que nunca tendrás que viajar, puedes decir que una de tus principales debilidades es tu poca disponibilidad para hacerlo.
La clave está en demostrar sólo aquellas que de ninguna forma afectarán la decisión del reclutador sobre tu posible permanencia en la empresa.