Con el 8 de marzo en el horizonte, la actualidad lleva a revisar los debates sobre la igualdad efectiva entre sexos; en el sector de la tecnología, este análisis presenta distintas aristas, algunas comunes al resto de áreas y otras propias. A los habituales problemas del techo de cristal y a la brecha salarial se les une la falta de mujeres en carreras y profesiones STEM, una circunstancia propia de esta industria y que, pese a que en los últimos años se ha avanzado hacia una mayor conciencia de género, todavía dista de solucionarse.
Antes a la inversa, como prueban los datos del organismo europeo Eurostat. En los diez años que van de 2008 a 2018, pese a que el total de población empleada en TIC en Europa aumentó de forma significativa, pasando de ser un 2,8% al 3,9% con 8,87 millones de especialistas, el peso de las trabajadoras en el conjunto disminuyó. Si en 2008 suponían el 22,2% de la fuerza laboral, en 2018 su presencia se redujo al 16,6%, pese a aumentar en términos totales su presencia y contar con 1,47 millones de contratadas.
Solo en tres países esta cuota aumentó —Luxemburgo, Holanda y Austria—, y lo hizo entre 3,9 y 0,3 puntos porcentuales, un crecimiento poco reseñable. En España, el peso femenino en el total de empleos TIC es del 16,2%, por debajo de la media europea: son cerca de 100.100 profesionales.
Los datos de la última Encuesta de Población Activa publicada por el INE sitúa en un 1,5% el porcentaje de la población ocupada que se dedica a programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática. Sin embargo, al analizar los datos de forma desagregada, se observan diferencias notables: el porcentaje sube a un 2,1% entre la población masculina ocupada, frente al 0,9% de la población femenina.
El informe Mujeres en la economía digital en España 2018 de DigitalES amplía la estadística de hombres que desempeñan ocupaciones digitales en España en 2017 al 5,2% de los trabajadores ocupados de género masculino, «mientras que las mujeres sólo suponen el 2% del total del empleo femenino». El origen de esta desigualdad pasa en un primer análisis por la baja adhesión de mujeres a estudios STEM. El informe apunta que en 2015 las mujeres eran el 52,2% del total de personas con graduación universitaria, pero sólo el 20% en la rama de estudios tecnológicos.
Desde la organización de JBCN Conf, evento del sur de Europa para la comunidad Java, esto se relaciona con «diversos factores socioculturales» y se apoya en los estudios de la Secretaría de Estado para el Avance Digital para plantear uno. «Los estereotipos de género presuponen que hay profesiones y ámbitos de estudio más adecuados para cada sexo. La segregación académica, que se refleja después en la del mercado laboral es una consecuencia de este hecho». Una situación que invita a una reflexión profunda desde el sector para aprovechar el potencial de toda la fuerza laboral que se está dejando de emplear, más cuando muchos trabajos en tecnología acusan falta de profesionales que los cubran.
Fuente: https://www.ciospain.es/