El estudio anual de Cisco sobre la preparación de ciberseguridad de las organizaciones ha demostrado que, a pesar de que las empresas avanzan en su resiliencia, no lo hacen al ritmo de la sofisticación de los ataques.
“No se puede solucionar un problema que no sabes que tienes”. Esta frase del director de Ciberseguridad en Cisco España, Ángel Ortiz, resume la realidad de las organizaciones respecto a su ciberseguridad ante ataques en 2024. En su segunda edición, el Cybersecurity Readiness Index de Cisco, un estudio que evalúa la preparación y confianza de las empresas para protegerse de las amenazas en el entorno cibernético, reveló que sólo un 2% de las compañías españolas tiene una ciberseguridad madura, aunque un 74% confía en su capacidad para mantenerse resiliente frente a estos ataques.
“La principal conclusión del estudio es que contamos con empresas poco preparadas para hacer frente al actual panorama de amenazas pero, por desgracia, demasiado confiadas en su capacidad para ello”, acotó Ortiz.
El directivo comenzó la exposición del estudio dando un poco de contexto: el mundo hoy en día es uno hiperconectado y, por lo tanto, las organizaciones se mueven en un entorno mucho más complejo (a nivel de la conectividad y en cuanto al tipo de ataque, que se ha ido sofisticando y complejizando) y más complicado de gestionar. “A los CISO se les pide proteger todo, en todas partes y todo el tiempo, y nos encontramos con que, en muchos casos, lo tienen que hacer sin saber quién se está conectando, en qué lugar o en qué momento. Es el caldo de cultivo perfecto para los ciberatacantes”, dijo.
El malware y el phishing siguen siendo los principales tipos de ataque, pero las formas en que éstos llegan se ha sofisticado en los últimos meses. Así, en el último año, un 19% se realizó a través del robo de credenciales, un 17% por ingeniería social, un 14% a través de la cadena de suministro y un 13% por cryptojacking (minado de criptomonedas). Y el panorama continúa evolucionando, con un 12% de los encuestados asegurando que las ciberamenazas relacionadas con la inteligencia artificial (IA) están en el top tres de los riesgos para el próximo año. “Sólo hemos visto la punta del iceberg”, comentó Ortiz.
El trabajo híbrido, asentado tras la pandemia, también ha aportado gasolina para avivar este fuego. Según el estudio, un 15% de los empleados cambian al menos seis veces de redes por semana, un 83% de las empresas dice que sus empleados acceden a plataformas de la empresa desde dispositivos no administrados y un 86% cita los inicios de sesión remotos como una gran amenaza. Con estas nuevas fuentes de vulnerabilidad, la identidad se transforma en el nuevo perímetro.
Esta escalada de los riesgos se refleja en que el 41% de las organizaciones afirma haber sido víctima de algún incidente de ciberseguridad en el último año y que, en el 28% de los casos, éstos tuvieron un impacto financiero cercano a los 280.000 euros. Y el futuro no pinta mejor: un 77% de los encuestados ve probable o muy probable que uno de estos incidentes afecte a su negocio en el próximo año o dos.
La buena noticia es que un 97% espera aumentar su presupuesto de ciberseguridad este año, actualizando sus soluciones existentes e implementando nuevas, muchas de ellas impulsadas por IA. Sin embargo, el problema está en la gestión. La mitad de las empresas utilizan 10 o más soluciones puntuales de ciberseguridad –un 9% usa más de 30-, lo que dificulta su gestión y ralentiza su capacidad de detectar, responder y recuperarse frente a incidentes. A esto se suma la patente escasez de talento en la industria, un problema para el 87% de los encuestados. “Es un cóctel explosivo para ser vulnerable ante estas nuevas amenazas”, expresó Ortiz.
Índice de Ciberseguridad en España
El índice de preparación realizado por Cisco analizó cinco pilares fundamentales de la ciberseguridad de las organizaciones: la identidad, los dispositivos, la red, la nube y la IA. En base a esto, concluyeron que en España sólo un 2% de las empresas son maduras en su ciberseguridad, no muy distinto de la cifra global de un 3%. Se trata de una cifra inferior al 7% detectado el año pasado, pero Ortiz destaca que no se trata de un retroceso propiamente tal. “Las empresas van a mejor, pero en términos comparativos, no van al ritmo que los atacantes sofistican sus ataques. Ese nivel de madurez, entonces, es menor”, explica.
De mayor a menor preparación, un 18% de las organizaciones españolas están en la etapa progresiva, un 61% en la formativa y un 19% en la principiante. Esto resulta en que un mayoritario 80% no está lo suficiente preparada.
En cuanto a los pilares analizados, la inteligencia de identidades es donde España obtiene los peores resultados, con un 48% de las empresas con una ciberseguridad principiante, en comparación con el 34% a nivel global. En la confiabilidad de los dispositivos, por el contrario, es donde está mejor, aunque con cifras igualmente decepcionantes: un 7% tiene una ciberseguridad madura en este ámbito. Ortiz destaca que en la fortificación de la IA, a pesar de ser una tecnología incipiente, hay pocas empresas en el nivel principiante (7%), aunque la cifra también es baja para aquellas en el nivel maduro (3%).
Con todo, la falta de preparación de las compañías españolas queda patente, aunque el estudio revela que están demasiado confiadas en su capacidad para mantenerse resilientes (74% lo cree así). Esta diferencia de visión en cuanto a su ciberseguridad tiene raíz, para Ortiz, en que “las empresas se confían en que han invertido sus presupuestos de seguridad, pero no miden el grado de adopción de esas soluciones y no tienen el enfoque de plataforma para ver si están aportando y son capaces de responder a un ataque”.
A modo de conclusión, Cisco entregó cinco recomendaciones para las organizaciones en su búsqueda de mejorar sus capacidades de detección, respuesta y recuperación ante ciberataques:
- Acelerar las inversiones, incluyendo la adopción de un enfoque de plataforma. Esto quiere decir que las empresas deben dejar de poner parches y repetir los errores del pasado: con cada nueva inversión, hay que encajar esas soluciones en la plataforma de seguridad de la compañía.
- Cerrar las brechas de vulnerabilidad creadas por dispositivos no gestionados y redes WiFi no seguras.
- Aprovechar las tecnologías de IA para mejorar la seguridad y la resiliencia operativa. Utilizarlas no sólo para el análisis de grandes cantidades de datos, sino que también para facilitar la gestión y como una forma de darle ‘anabolizantes’ a los profesionales de ciberseguridad.
- Incrementar la contratación de profesionales internos y externos.
- Ser conscientes de la preparación, supervisarla y actuar cuando sea necesario.