“La conjunción del Espacio Europeo de Datos de Salud con la aplicación de la inteligencia artificial a la sanidad será el motor de la transformación hacia una medicina auténticamente personalizada”, vaticina Juan Fernando Muñoz secretario general de Salud Digital, que matiza que “es tarea de todos conseguir que, además, sea humana, ética, equitativa y sostenible”.
La sostenibilidad de las inversiones realizadas en TIC dentro del Sistema Nacional de Salud y la capacidad de mantener en el tiempo los servicios que se están poniendo en marcha preocupan a la Secretaría General de Salud Digital, Información e Innovación que lidera Juan Fernando Muñoz y a la Comisión de Salud Digital compuesta por él mismo y un representante de cada Consejería de las comunidades y ciudades autónomas. Así lo reconoce en una entrevista realizada por correo electrónico para esta publicación, en la que repasa los últimos avances –y desafíos– en modernización tecnológica de un sector crítico y esencial como el sanitario.
El secretario general subraya en sus respuestas la positiva cooperación conseguida en los últimos años entre todas las comunidades autónomas y también con el Ministerio y avanza los próximos pasos de la Estrategia de Salud Digital del Sistema Nacional de Salud, cuyo futuro próximo estará marcado “por la combinación de la inteligencia artificial y el Espacio Europeo de Datos de Salud y la sostenibilidad de todos los proyectos ejecutados hasta esa fecha con fondos europeos”.
En diciembre de 2021, el Consejo Interterritorial del SNS aprobaba la Estrategia de Salud Digital del Sistema Nacional de Salud, que persigue contribuir al mantenimiento de un buen nivel de salud en la población española y a fortalecer el sistema sanitario público mediante la capacidad transformadora de las tecnologías digitales. Dos años después de su puesta en marcha, ¿cómo valora su impacto?
Sin duda de manera muy positiva, tanto en cuanto a los proyectos que despliega como en términos organizativos. En cuanto a proyectos, la Estrategia nos ha permitido movilizar más de 900 millones de euros, de los que las CC. AA. ejecutan unos 713 millones, en ocho planes de trabajo que reúnen en este momento a más 600 proyectos, en áreas tan diversas como la construcción de un sistema de información para la integración de datos genómicos del SNS, del espacio nacional de datos de salud o de la red ÚNICAS, para la atención a enfermedades raras pediátricas.
A nivel organizativo, la Estrategia Digital del SNS ha servido para poner en marcha un modelo de trabajo colaborativo, con liderazgos asimétricos, en el que varias comunidades autónomas, impulsadas por aquellas más avanzadas en un área determinada, desarrollan conjuntamente un sistema, modelo o servicio que después queda a disposición de todo el Sistema Nacional de Salud y que cualquier comunidad puede adoptar e implantar. Este es posiblemente el mayor de todos los logros de la Estrategia, ya que nos permite trabajar con un verdadero Sistema aprovechando lo mejor de cada uno de sus integrantes y de una forma sostenible.
En este momento empezamos ya a pensar en la actualización de la estrategia, a partir de 2026, que sin duda estará marcada por la combinación de la Inteligencia Artificial y el Espacio Europeo de Datos de Salud y la sostenibilidad de todos los proyectos ejecutados hasta esa fecha con fondos europeos.
¿Cuáles son los grandes desafíos y oportunidades que observa en la actualidad para “construir un Sistema Nacional de Salud robusto, eficaz, resiliente, inclusivo y sostenible”, como persigue la citada Estrategia, y qué cambios tecnológicos, organizativos y culturales han realizado para hacer posible este objetivo?
El principal desafío tiene que ver con los recursos humanos: necesitamos la concurrencia de más perfiles sanitarios en los proyectos de salud digital y necesitamos perfiles profesionales más multidisciplinares, con conocimientos en ciencia de datos, ciencias de la salud y tecnologías digitales.
Además, y siempre pensando en las personas, necesitamos acercar más y mejor la tecnología a los usuarios/ciudadanos y a los profesionales de la salud, de manera que sea siempre y en toda circunstancia un apoyo y nunca una barrera.
Ambas cosas conllevan cambios organizativos y culturales que nos permitan aprovechar al máximo los cambios tecnológicos, porque estos van a seguir ocurriendo. Los principales cambios realizados hasta ahora tienen que ver con la forma de trabajo cooperativa entre y con las CC. AA. Como ya he comentado, permite obtener lo mejor de nuestro modelo de competencias compuesto, consiguiendo que tengamos 17 aceleradores con el trabajo desarrollado por éstas, a los que el Ministerio apoya y conecta para hacer posible ese objetivo entre todos.
La cooperación entre las áreas de TI de las áreas de salud de las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad está siendo clave para el avance en transformación digital del Sistema Nacional de Salud. ¿Cuáles son las claves de éxito de esta colaboración? ¿Qué aspectos hay que mejorar todavía?
La primera clave de la colaboración es la generosidad: la generosidad de las comunidades que han ido más lejos en una cierta área, para compartir su experiencia y su conocimiento en beneficio de las demás, liderando cada una proyectos en aquello en lo que ya tienen experiencia. La segunda clave ha sido el apoyo que desde el Ministerio hemos podido proporcionar como facilitadores: método de trabajo común, herramientas y espacios de colaboración, apoyo al seguimiento y definición de procesos, acompañamiento desde la Comisión de Salud Digital, financiación añadida…
En cuanto a aspectos a mejorar, sin duda, los que más impacto podrían tener serían los relacionados con reforzar y agilizar la tramitación presupuestaria y la contratación, permitir modelos de agregación de la demanda, especialmente de servicios, entre distintas organizaciones del SNS… y por supuesto, reforzar los equipos de tecnologías digitales, así como contar con más personal sanitario, que es vital en la definición de los proyectos, aunque somos conscientes de que ambos perfiles son posiblemente de los más escasos en el mercado actual.
“Necesitamos más perfiles sanitarios en los proyectos de salud digital y profesionales más multidisciplinares, con conocimientos en ciencia de datos y tecnologías digitales”
¿Impactan de alguna manera en la estrategia de TI del SNS los cambios organizativos que están realizando algunas comunidades al crear consejerías específicas de digitalización?
En general, cualquier cambio que facilite la incorporación de las tecnologías digitales al nivel estratégico de las organizaciones en positivo en sí mismo. No obstante, la ejecución de los cambios siempre pasa por las personas concretas, las organizaciones y las circunstancias específicas en las que se produce y esas, naturalmente, no son las mismas en todos los casos. Es fundamental la coordinación y colaboración estrecha de estas nuevas consejerías con las de salud.
¿Cómo se está traduciendo la inyección económica propiciada por los fondos europeos en nuevos proyectos para mejorar la modernización del sector salud gracias a la apuesta por la tecnología?
Esa es una de las preocupaciones de esta Secretaría General y de la propia Comisión de Salud Digital. La sostenibilidad de las inversiones realizadas, la capacidad de mantener en el tiempo los servicios que se ponen en marcha, con lo que ello conlleva de soporte, mantenimiento y mejoras.
Tenemos que encontrar mecanismos de financiación estables y sostenibles en el tiempo, tanto de fondos europeos como de presupuesto nacional si queremos evitar caer en “hacer pilotos”. En la Secretaría General queremos trabajar, junto con las CC. AA., para mejorar el conocimiento y el acceso a la financiación de programas de la Unión Europea como EU4Health, Digital Europe, Horizon Europe, FEDER, etc., de una manera regular y organizada como parte de ese camino de sostenibilidad de todos estos proyectos, además de explorar otras posibilidades de financiación a escala nacional.
En un debate organizado recientemente por Computerworld y SEIS se puso de manifiesto la dificultad que afrontan las áreas TIC de las comunidades a la hora de ejecutar los fondos europeos. La falta de recursos humanos especializados que facilite la puesta en marcha y desarrollo de nuevos proyectos y la incertidumbre ante la continuidad de dichas iniciativas en el futuro (en el caso de que no se produzcan nuevas inversiones dentro de un tiempo) centraron las preocupaciones de los portavoces. ¿Cuál es su visión al respecto?
Muy relacionada con las preguntas anteriores: efectivamente, la falta de recursos humanos y de determinados perfiles es un asunto muy preocupante, que afecta no solo a la falta de profesionales TIC sino también a profesionales sanitarios dedicados a los proyectos, perfiles de expertos de datos y equipos de contratación. En cuanto a la cuestión de la financiación es una amenaza para la continuidad de los servicios que se están construyendo y, en consecuencia, para la calidad y garantía de la asistencia sanitaria de las personas que se beneficien de ellos. Es necesario asegurar, entre todos, la sostenibilidad de estos servicios, con la financiación requerida para el mantenimiento, soporte y operación de los servicios desplegados.
“Tenemos que encontrar mecanismos de financiación estables y sostenibles en el tiempo […] si queremos evitar caer en ‘hacer pilotos”
¿Cómo valora, por cierto, los últimos datos del Índice SEIS, según los cuales la inversión TIC global del Sistema Nacional de Salud (SNS) creció un 30,87% en 2023, alcanzando 1.336 millones de euros (frente a los 1.021 millones de 2023), siendo esta una cifra récord de inversión? ¿Y qué lectura hace de la caída de la inversión TIC de las comunidades autónomas (de casi un 8%)?
Estas cifras deben ser una llamada de atención para el conjunto del SNS: por una parte, este nivel de inversión, como ya he señalado, deberá ir acompañado de un nivel suficiente de mantenimiento en el futuro; por otro lado, la capacidad organizativa del sistema sufre para absorber este nivel extraordinario de financiación, y, finalmente, es preciso planificar y dimensionar las inversiones en salud digital de manera coordinada entre las diferentes comunidades y el Ministerio: los problemas son comunes y las soluciones también pueden serlo, especialmente si queremos que sean sostenibles en el tiempo.
El citado informe pone de manifiesto la elevada subcontratación de personal de TI tanto en las comunidades autónomas como en el propio Ministerio de Sanidad (en este último la subcontratación alcanza el 93%). ¿Le preocupa este dato? ¿Contemplan alguna iniciativa para impulsar la contratación de personal interno de TI en el SNS y desarrollar el talento digital vinculado al sector sanitario?
Nos preocupa mucho, como he comentado, los recursos humanos son uno de los elementos críticos en la sostenibilidad de la salud digital y del propio Sistema Nacional de Salud. Esperamos que las iniciativas en materia de atracción del talento del Ministerio de Transformación Digital y Función Pública y de los responsables de esta área de las CC. AA. nos ayuden a reducir una situación que compromete la continuidad de los servicios de salud digital, que, por otro lado, son un elemento clave para el futuro del Sistema Nacional de Salud y la calidad y la equidad de la atención sanitaria.
Según el Barómetro Sanitario de 2023, el 56,9% de las personas saben que pueden consultar la historia clínica electrónica de su servicio autonómico de salud y el 34,8% accede a la misma; y un 13,6% manifiesta que no sabe o no puede utilizar Internet. Además, el 63% desconoce que los médicos de otra comunidad autónoma pueden consultar electrónicamente sus informes clínicos si tuvieran que prestarles asistencia sanitaria y que cada persona puede, igualmente, consultar sus informes clínicos interoperables que existan en el conjunto del Sistema Nacional de Salud. ¿Cómo valora estos datos? ¿Cuál es la clave para mejorar la usabilidad de los servicios digitales del SNS?
Estos datos sugieren, en primer lugar, que tenemos que mejorar la comunicación y difusión de los proyectos del SNS. Dicho esto, creo también que hay que analizarlos junto con los datos de uso de la receta electrónica interoperable, por ejemplo, que desde su lanzamiento en 2015 ha crecido de manera sostenida y que en 2023 fue utilizada por 2.300.000 personas diferentes, a quienes se dispensaron 16,4 millones de envases en oficinas de farmacia de fuera de su comunidad autónoma.
Y creo que habrá que revisarlos, igualmente, teniendo en cuenta que en julio del año pasado se incorporó la historia clínica interoperable del SNS a Carpeta Ciudadana y, desde esa fecha, de los 962.000 accesos a la Historia Clínica del SNS, 418.000 se han hecho a través de esta vía…
Es decir, son servicios que se usan cuando se necesitan y cuando son sencillos de usar: por eso es preciso que se continúe el trabajo de facilitar y simplificar el acceso a la historia interoperable a los profesionales sanitarios especialmente de Atención Primaria y Urgencias, que es donde más impacto pueden tener y donde tenemos un mayor margen de mejora.
A esto hay que añadir los avances en interoperabilidad en su dimensión europea, que permiten que los ciudadanos de los estados miembros adscritos a los servicios transfronterizos de eP/eD y PS, puedan, por un lado, recoger su medicación en cualquiera de las oficinas de farmacia de las CC. AA. adheridas, o que puedan ser atendidos por un facultativo español con las debidas garantías de seguridad para el paciente, y lo mismo para los ciudadanos españoles de esas CC. AA. cuando viajan a estos estados miembros. España es pionera y líder en el uso primario de los datos de salud, y ello nos permitido ostentar una posición muy ventajosa en las negociaciones alrededor de la elaboración del reglamento EHDS, que regirá el futuro del tratamiento de los datos de salud en Europa.
“La capacidad organizativa del sistema sufre para absorber este nivel extraordinario de financiación”
Respecto a la propuesta de creación de un espacio nacional de datos de salud, ¿cuál es la situación de este proyecto en la actualidad y los grandes desafíos del mismo?
El proyecto está en marcha: el Ministerio de Transformación Digital y Función Pública está trabajando en el despliegue de la infraestructuras, con las comunidades autónomas, y desde la Comisión de Salud Digital se trabaja entre el Ministerio de Sanidad, las comunidades autónomas e INGESA y la AEMPS en la definición del modelo de gobernanza y en la construcción de los primeros casos de uso comprometidos con la Comisión Europea dentro del PRTR y la adenda del mismo, centrados en la medición del uso de antibióticos y la predicción de descompensaciones en ciertos enfermos crónicos.
El gran desafío en esta área será la implementación del Espacio Europeo de Datos de Salud y la construcción de los catálogos de datos asociados, con la información de todos los titulares de salud, tanto públicos como privados.
¿Cómo influirán en la mejora del SNS los avances que se están produciendo en materia de regulación de datos en sanidad y del uso de la tecnología de inteligencia artificial con dos legislaciones claves como el Reglamento del Espacio Europeo de datos de salud y el Reglamento de Inteligencia Artificial?
El futuro de la asistencia sanitaria pasa por el uso de los datos y de la inteligencia artificial para su análisis. Desde la mejora de los procedimientos de atención y monitorización, a la identificación y prevención de factores de riesgo, incluyendo la investigación de nuevos fármacos o la precisión en el diagnóstico. La conjunción del Espacio Europeo de Datos de Salud con la aplicación de la inteligencia artificial a la sanidad (sea en tanto que dispositivo médico o en tanto que herramienta de I+D+i) será el motor de la transformación hacia una medicina auténticamente personalizada. Y es tarea de todos conseguir que, además de personalizada, sea humana, ética, equitativa y sostenible.
El pasado año le preguntábamos sobre el auge de los ciberataques en el SNS, propiciados por la compleja situación geopolítica y económica y el interés que suscita entre los delincuentes el acceso a datos críticos como los sanitarios. ¿Cómo ha evolucionado este asunto en 2023 y qué tendencias observa para 2024?
La preocupación por la ciberseguridad ya no es una novedad y esa es la tendencia más relevante: las organizaciones sanitarias han interiorizado que los datos son críticos y que la ciberseguridad no es una cuestión meramente tecnológica sino un componente clave en la atención sanitaria y en la confianza de los ciudadanos.
Dentro de uno de los programas de trabajo de la Estrategia hay un proyecto colaborativo de Ciberseguridad que es, precisamente, en el que más comunidades autónomas participan y sin duda, uno de los que mayores resultados ha generado ya hasta ahora. Es significativo que el proyecto lo lidera una CC. AA., Baleares, que sufrió un ataque importante hace un par de años y que haya querido compartir el conocimiento y las mejores prácticas derivadas de esa amarga oportunidad. Dotarnos de una estrategia conjunta en este sentido es una necesidad.
“Las organizaciones sanitarias han interiorizado que los datos son críticos y que la ciberseguridad no es una cuestión meramente tecnológica”
¿Qué tendencias tecnológicas observa para un futuro próximo en materia de salud digital?
Creo que la tecnología está ya en el punto en el que podemos empezar –con precaución y con decisión– a evaluar e incorporar la IA generativa a las actividades de soporte al trabajo cotidiano de los profesionales sanitarios; y todos vemos que también se está iniciando con paso firme la incorporación de la IA a las tareas de análisis y reconocimiento de pruebas diagnósticas de imagen; y que hay que trabajar ya en entornos seguros de entrenamiento de algoritmos y en modelos de certificación y homologación de los mismos, que tendrán que alinearse no sólo con el Reglamento de Inteligencia Artificial, sino también con el Reglamento de Productos Sanitarios.