El aumento tanto de los fenómenos meteorológicos de alto impacto como de los eventos de nivel medio más habituales, como las tormentas, los fuertes vientos y las inundaciones estacionales, están acelerando la tensión operativa en el transporte y distribución de energía eléctrica. De hecho, sólo el 24% de los directivos cree que su compañía está muy bien preparada para enfrentarse a las condiciones climáticas extremas, mientras que un 8% reconoce no estarlo. Esta es una de las conclusiones de la sexta edición del estudio de Accenture: Digitally Enabled Grid, que analiza las consecuencias que el cambio climático, con unas condiciones cada vez más extremas, está teniendo en la red y la importancia de adaptar las operaciones a esta situación.
Las utilities en todo el mundo son conscientes de las graves consecuencias operativas y financieras que estos hechos pueden tener sobre su negocio, pero pocas están preparadas para hacer frente a ellas. Casi tres cuartas partes (73%) de los encuestados consideran que las condiciones climáticas extremas suponen un desafío importante para la seguridad y las operaciones de la red y el 90% cree que esto significa un riesgo financiero para su negocio
“La frecuencia e intensidad de las condiciones climáticas severas está aumentando y, además de dejar muchas zonas del planeta seriamente afectadas por sequías, incendios forestales e inundaciones, tienen un importante impacto en la red eléctrica”, ha comentado Marta Sánchez, managing director responsable de la industria de Utilities en Accenture en España, Portugal e Israel. “Una mayor flexibilidad del sistema, proporcionada a través del uso de tecnologías digitales e innovadoras, será fundamental para optimizar la resiliencia de la red de manera rentable y adecuada. Por ejemplo, la gestión activa de la redundancia de red disponible, la generación distribuida y el almacenamiento de energía pueden ayudar a mantener el suministro de energía durante eventos climáticos extremos y acelerar la restauración del servicio después de fallos en la red».
Construyendo la resiliencia de la red
Más de 9 de cada 10 encuestados (95%) creen que en los próximos 10 años tendrán que trabajar para adaptar la red ‑llevando a cabo ciertas reconfiguraciones, desarrollando e integrando almacenamiento, optimizando la redundancia y el control de tensión- y de esta forma aumentar la resiliencia general. Además, el 93% de los ejecutivos ve la flexibilidad del sistema como el enfoque más rentable para ofrecer resiliencia a largo plazo. De hecho, casi el mismo número de ejecutivos (93%) afirma que están probando soluciones innovadoras para aumentar la resiliencia de la red.
Sin embargo, facilitar una mayor flexibilidad de red sigue siendo un desafío. El 95% de los ejecutivos cree que la gestión activa de la generación distribuida, en la que se incluye la energía solar fotovoltaica, la energía eólica y el almacenamiento de energía, será clave para apoyar la resiliencia de la red a largo plazo. No obstante, el 84% de los entrevistados subrayó que la falta de información sobre la ubicación, tamaño, especificaciones y el estado operativo de las instalaciones más pequeñas de recursos energéticos distribuidos está afectando a la resiliencia a corto plazo.
Al mismo tiempo, el estudio establece que la falta de procedimientos y estándares para la industria está obstaculizando que las empresas de utilities aumenten su resiliencia y así hacer frente a los efectos del clima extremo. Los consultados afirmaron que las condiciones climáticas que más preocupaban por su efecto sobre la estabilidad de la red eran los vientos muy fuertes (23%), las inundaciones (17%) y las tormentas de nieve y hielo (15%).
“A largo plazo, las utilities pueden promover una mayor resiliencia al vincular los beneficios de las grandes inversiones con las estrategias de modernización de la red, y así convencer a los responsables políticos, los clientes y otros stakeholders de estos beneficios». Pero la COVID-19 está incrementando la urgencia por abordar la resiliencia. Por ejemplo, se están planteando nuevas preguntas como, en caso de una catástrofe masiva, ¿cómo debemos apoyar a los equipos de reparación, su alimentación y protección, mientras cumplimos con todas las medidas de seguridad de la COVID-19? ¿Cuáles son las mejores tecnologías para proteger la salud de los empleados en el trabajo, como la toma de temperatura, distanciamiento social y monitoreo del aire? Las respuestas requerirán que la industria se alíe por completo, pero con la unión de las personas y la tecnología, lo lograremos,” concluye Marta Sánchez.
Metodología de investigación
El estudio anual de Accenture Digitally Enabled Grid se centra en evaluar las implicaciones y oportunidades de una red cada vez más digital. Accenture ha encuestado a 206 ejecutivos de alto nivel y vicepresidentes senior de empresas de servicios eléctricos en 28 países: Argentina, Australia, Bélgica, Brasil, Canadá, China (incluido Hong Kong), Dinamarca, Francia, Alemania, India, Indonesia, Irlanda, Italia, Japón, Malasia, Países Bajos, Noruega, Filipinas, Polonia, Portugal, Singapur, España, Suecia, Suiza, Tailandia, Reino Unido y Estados Unidos. La encuesta se realizó desde noviembre de 2019 hasta enero de 2020.
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