Este ambicioso documento, que firman Totti Könnölä, Sara Fernández López, Iván García Miranda, Senén Barro Ameneiro y el director general de Red.es, José Manuel Leceta, incluye un interesante apartado de conclusiones, en el que se propone un conjunto de actuaciones para impulsar la cultura del emprendimiento y desarrollar el talento en nuestro país. De entre ellas, hemos obtenido estas diez ideas: 1º) Fomentar una cultura emprendedora ambiciosa: no hay que promover el emprendimiento sin más, sino el emprendimiento innovador que puede tener un alto impacto. Algunas vías de implementación son la educación formal, desde edades tempranas y en todos los niveles educativos, la formación para desempleados y la formación en empresas. 2º) Combatir el miedo al fracaso: inculcar la idea de que fracasar es sinónimo de intentar y, por tanto, siempre es mejor que “no hacer nada”. 3º) Diseñar políticas de seguimiento regular de las empresas de alto crecimiento: esa labor impulsaría una presencia continuada en los medios de comunicación. Sobre todo, cabe la difusión de casos de éxito para generar un efecto imitación y el paso a la acción de potenciales emprendedores, y de casos de fracaso, para que este no se vea como un estigma. 4º) Acostumbrar a las empresas a desarrollar una cultura interna a favor del crecimiento y del intraemprendimiento: el objetivo es desterrar la política del “no te pago para que pienses”. Para ello se puede incentivar a los trabajadores a aportar ideas que favorezcan el crecimiento y la innovación, haciéndoles partícipes de los logros alcanzados gracias a sus ideas (incluso económicamente) y buscar líderes y directivos abiertos a la crítica y dispuestos a escuchar a los de dentro. 5º) Mejorar las capacidades de los individuos para “emprender creciendo”: a través de la realización, por ejemplo, de prácticas en empresas fuertemente orientadas al crecimiento. 6º) Focalizar la formación en emprendimiento, orientándola a la innovación y al crecimiento: ir más allá de la formación en creación de empresas para aportar conocimiento en la financiación de compañías en etapas de crecimiento, innovación continuada y gestión del talento heterogéneo en entornos de incertidumbre. 7º) Mejorar la propia formación de los profesores, asesores y mentores: todos aquellos que preparan a los potenciales emprendedores e insistir en la escalabilidad de los negocios. 8º) Diseñar programas de formación para ejecutivos de empresas de alto crecimiento: al enfrentarse a mayores niveles de incertidumbre y exigencia, requieren de formación diferenciada, para optimizar sus conocimientos sobre cómo delegar de un modo eficiente, contribuir al desarrollo de una cultura organizativa que favorezca la innovación, la creatividad y el intraemprendimiento, y diseñar incentivos que alineen los intereses de los recursos humanos con los objetivos de expansión de la empresa. 9º) Favorecer la captación de talento en las empresas de alto crecimiento: por ejemplo, mediante eventos de oferta de prácticas laborales específicos para startups y empresas en fase de expansión. Dichos eventos reunirían periódicamente a los potenciales candidatos con empresas, universidades, organismos públicos, etcétera. 10º) Mejorar los incentivos para la retención de talento nacional y reducir las barreras al reclutamiento de talento internacional.
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