La tailandesa Chonchanok Viravan, trabaja para liberar a las mujeres de los clichés tradicionales. Hoy preside la organización BPW International para impulsar a las mujeres a emprender negocios y ser profesionistas.
La próxima semana, Viravan encabezará un congreso en México para promover la igualdad laboral, legal y social de las mujeres en el país.
“La mayor ambición de BPW es promover la participación equitativa de hombres y mujeres en las decisiones públicas”, detalla la líder feminista en entrevista con Excélsior.
Durante su estancia en la capital, Chonchanok Viravan, titular de la organización desde 2005, ofrecerá talleres abiertos para las mujeres interesadas en temas de liderazgo, políticas públicas y abogacía.
“Estamos enfocados en desarrollar el potencial, sacar el líder que todos llevamos dentro”, dice Viravan, cuya organización tiene el apoyo del Consejo de Desarrollo Sustentable en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La propuesta de la tailandesa es implementar negocios sustentados en medios electrónicos, hacer e-business.
“En los negocios, las mujeres compramos pero no vendemos, no usamos tanto internet. La pregunta es cómo puedo llegar a un mercado diferente”, plantea.
Según Viravan, las mujeres deben dejar de ser clientes para ser altas ejecutivas. Si bien ahora hay más presencia de líderes del llamado sexo débil, pocas de ellas ocupan los cargos más altos.
Para la emprendedora, cada país tiene un desafío diferente. Cuenta que al llegar a Nepal inició una campaña de alfabetización, pero en Corea deben ayudar a las estudiantes a encontrar un buen trabajo.
En México, los puntos débiles son la violencia doméstica, los problemas de salud y las diferencias sociales.
Viravan creció en Tailandia, pero desde joven, narra a este diario, partió hacia Estados Unidos, donde estudió su carrera para graduarse como doctora en ciencias de la informática.
La empresaria decidió regresar a su país natal, donde se relacionó con la administración de su país y con el Banco de Asia para trabajar como investigadora y promover el desarrollo tecnológico.
En 1997, recuerda Viravan, Tailandia atravesó una crisis financiera similar a la que golpea actualmente al mundo.
“Los bancos llamaron a las mujeres para que coordinaran los altos puestos ejecutivos. Es que las mujeres son más cautelosas al tomar decisiones”, aclara la empresaria.
Según datos de BPW International, a finales de los 90, durante la crisis en este país, 77 por ciento de los negocios administrados por mujeres se rehusaron a despedir a sus empleados y a recortarles el salario.
“Las mujeres son la solución a los problemas financieros”, bromea Viravan.
En su experiencia como emprendedora, ha descubierto que tener el conocimiento académico no es suficiente, es necesario contar con las oportunidades que garanticen el buen desempeño de las trabajadoras.
“Porque las mujeres pueden estar limitadas por cultura o leyes. Hay mujeres altamente calificadas, pero la cultura dice: las mujeres no deben ser profesionistas, deben limpiar la casa”, explica.
Buscar impulsar a las mujeres a convertirse en empresarias puede combatir, de paso, hasta ancestrales estigmas de género
La tailandesa Chonchanok Viravan, trabaja para liberar a las mujeres de los clichés tradicionales. Hoy preside la organización BPW International para impulsar a las mujeres a emprender negocios y ser profesionistas.
La próxima semana, Viravan encabezará un congreso en México para promover la igualdad laboral, legal y social de las mujeres en el país.
“La mayor ambición de BPW es promover la participación equitativa de hombres y mujeres en las decisiones públicas”, detalla la líder feminista en entrevista con Excélsior.
Durante su estancia en la capital, Chonchanok Viravan, titular de la organización desde 2005, ofrecerá talleres abiertos para las mujeres interesadas en temas de liderazgo, políticas públicas y abogacía.
“Estamos enfocados en desarrollar el potencial, sacar el líder que todos llevamos dentro”, dice Viravan, cuya organización tiene el apoyo del Consejo de Desarrollo Sustentable en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La propuesta de la tailandesa es implementar negocios sustentados en medios electrónicos, hacer e-business.
“En los negocios, las mujeres compramos pero no vendemos, no usamos tanto internet. La pregunta es cómo puedo llegar a un mercado diferente”, plantea.
Según Viravan, las mujeres deben dejar de ser clientes para ser altas ejecutivas. Si bien ahora hay más presencia de líderes del llamado sexo débil, pocas de ellas ocupan los cargos más altos.
Para la emprendedora, cada país tiene un desafío diferente. Cuenta que al llegar a Nepal inició una campaña de alfabetización, pero en Corea deben ayudar a las estudiantes a encontrar un buen trabajo.
En México, los puntos débiles son la violencia doméstica, los problemas de salud y las diferencias sociales.
Viravan creció en Tailandia, pero desde joven, narra a este diario, partió hacia Estados Unidos, donde estudió su carrera para graduarse como doctora en ciencias de la informática.
La empresaria decidió regresar a su país natal, donde se relacionó con la administración de su país y con el Banco de Asia para trabajar como investigadora y promover el desarrollo tecnológico.
En 1997, recuerda Viravan, Tailandia atravesó una crisis financiera similar a la que golpea actualmente al mundo.
“Los bancos llamaron a las mujeres para que coordinaran los altos puestos ejecutivos. Es que las mujeres son más cautelosas al tomar decisiones”, aclara la empresaria.
Según datos de BPW International, a finales de los 90, durante la crisis en este país, 77 por ciento de los negocios administrados por mujeres se rehusaron a despedir a sus empleados y a recortarles el salario.
“Las mujeres son la solución a los problemas financieros”, bromea Viravan.
En su experiencia como emprendedora, ha descubierto que tener el conocimiento académico no es suficiente, es necesario contar con las oportunidades que garanticen el buen desempeño de las trabajadoras.
“Porque las mujeres pueden estar limitadas por cultura o leyes. Hay mujeres altamente calificadas, pero la cultura dice: las mujeres no deben ser profesionistas, deben limpiar la casa”, explica.