Las nuevas tecnologías plantean también nuevos desafíos a la ciberseguridad.
Nuevas tecnologías como el Internet de las Cosas son cada vez más populares entre la población mundial, pero, ¿es realmente segura esta tecnología?
El Internet de las Cosas es una tecnología que se basa en la interacción de diferentes dispositivos en línea para ejecutar operaciones, analizar datos o mecanizar procesos de forma automática o basada en resultados. Es una revolución que permitirá a personas, empresas e instituciones ser más eficientes en su día a día, tomar mejores decisiones y dedicar más tiempo a tareas más importantes.
Permitirá mejorar la movilidad y la gestión de los espacios públicos en las ciudades, mejorará la cadena de producción de las empresas y permitirá tomar mejores decisiones a los responsables de las mismas al poner en bandeja una gran cantidad de datos útiles para ellos y además facilitará y ayudará en las tareas diarias como la compra o la limpieza.
Por contextualizarlo, explicando los casos anteriores, se podría interconectar la red de riego de las ciudades para que las plantas y parques estén siempre en óptimas condiciones, ya que sabemos su estado en todo momento gracias a los datos del sistema de riego. Podrá dar datos más exactos sobre la cantidad de productos que puede hacer una máquina en un determinado tiempo o incluso ajustar la producción según la demanda. Y en casa podrá avisarnos de qué alimentos faltan por comprar gracias a que el frigorífico podrá recoger información sobre su interior y ver los alimentos que faltan, incluso la caducidad de los que hay.
La Inteligencia Artificial y su fusión con el IoT
Por otro lado, una de sus mayores ventajas es la combinación con otras nuevas tecnologías de la industria 4.0 como es la Inteligencia Artificial, que es una tecnología que intenta emular las funciones cognitivas de los humanos para que pueda razonar y tomar decisiones por ella misma en base a los datos que tiene a su disposición. Una de sus cualidades es el aprendizaje automático, con el que las máquinas desarrollan capacidad para aprender por ellas mismas, como si fuera una persona.
Esta tecnología puede potenciar aún más al Internet de las Cosas con la obtención y análisis de los datos que generen esos dispositivos interconectados y se le pueda sacar aún más partido a la masificación de esta tecnología, tanto para el día a día de las personas, como de las compañías o el Estado en sus múltiples vertientes.
Pero como toda nueva tecnología, esta también conlleva un gran peligro cibernético. En este caso, al estar muchos dispositivos de diversa índole conectados entre sí y además estar unidos a diferentes redes, las posibilidades de que haya una brecha y los datos que se pueden robar son mucho mayores que las actuales. El desarrollo de estas tecnologías debe de ir en concordancia con el desarrollo de la seguridad que las protege porque de lo contrario puede ser un descontrol abrumador en cuanto su uso se extienda por la población mundial.
Por ello, esperamos que estas nuevas tecnologías y otras que también están en desarrollo, sirvan para continuar con el progreso de la humanidad, atendiendo siempre al peligro que puede suponer que no estén desarrolladas de forma segura para su uso extendido.